domingo, 20 de diciembre de 2015

"Caperucita en Manhattan", de Carmen Martín Gaite, y las farfanías de Sara Allen


Una versión diferente del clásico infantil. Carmen Martín Gaite traslada el bosque a Manhattan y convierte a Caperucita en una niña de diez años llamada Sara Allen.

Sara Allen es una amante de la libertad y también una niña creativa e inquieta. Una de sus ocupaciones es crear farfanías, que son palabras que nadie sabe lo que significan. He aquí el fragmento del libro donde se habla de las farfanías:
"Las primeras palabras que escribió Sara en aquel cuaderno de tapas duras que le había dado su padre fueron río, luna y libertad, además de otras más raras que le salían por casualidad, a modo trabalenguas, mezclando vocales y consonantes a la buena de Dios. Estas palabras que nacían sin quererlo ella misma, como flores silvestres que no hay que regar eran las que más le gustaban, las que le daban más felicidad, porque sólo las entendía ella. Las repetía muchas veces, entre dientes para ver como sonaban y las llamaba "farfanías". Casi siempre le hacían reír.
-Pero, ¿de qué te ríes? ¿Por qué mueves los labios?-le preguntaba su madre, mirándola con inquietud.
-Por nada. Hablo bajito.
-¿Pero con quién?
-Conmigo; es un juego. Invento farfanías y las digo y me río, porque suenan muy gracioso.
-¿Qué inventas qué?
-Farfanías
-¿Y eso qué quiere decir?
-Nada. Casi nunca quiere decir nada. Pero algunas veces sí.
-Dios mío, esta niña está loca."
Las farfanías son un indicio del deseo de libertad de Sara, ya que el lenguaje es social y heredado, pero la niña quiere inventar un lenguaje personal, propio, que solo ella entiende. “Miranfú” es su palabra mágica, su abracadabra, su eureka, su supercalifragilísticoespiralidoso, su ankawa, su hocus-pocus, su abretesésamo, su shazam

En la vida real también usamos farfanías, por ejemplo cuando hablamos de cazar gamusinos y toroganes, o cuando hablamos de lumamijuvisado, palabra formada con la primera sílaba de los días de la semana. Son palabras imaginarias, inexistentes en el diccionario, aunque ya socializadas o en vías de socialización.

Inventar farfanías es un gran ejercicio para los alumnos. Vamos a copiar aquí algunos ejemplos que hemos encontrado en Internet:

  • brotedic: diccionario inventado.
  • femarlí: feliz marinero en libertad.
  • hercomí: superamigo.
  • megaexplotónica: mucho más que una idea.
  • pelecás: persona lejos de su casa.
  • pescañar: pescar con caña o chambel.
  • relamar: bucear.
  • volanchín: objeto volador hecho con cualquier material.
  • flácma: máquina de hacer fotos.
  • tocagüita: guitarra.
  • comijas: comida.
  • pedaleta: bicicleta.
  • flácteaba: hacer fotos.
  • patasdoy: pelota.
  • superescandalosamenteguay: superbien.
Hay farfanías inventadas y sin definición, como las citadas por Sara en la obra: amelva”, “tarindo”, “maldor”, y que están ahí esperando a que cada alumno cree la suya. Por ejemplo:

  • nulica
  • ninfarós
  • bolflopa
  • ainameai
  • olofasiño
  • cacomo
  • solfaco
  • tucaracupo

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