sábado, 21 de octubre de 2017

"Chilindrinas", de Tomás Seral y Casas


El aragonés Tomás Seral y Casas fue seguidor de Ramón Gómez de la Serna y sus greguerías. Sus "chilndrinas" son greguerías pasadas por el cierzo, como dice de ellas Daniel Nesquens.



Larumbe chicos, colección de editorial Larumbe para los más jóvenes, trae en este librito de Chilindrinas una joya que todo el mundo debería tener en su biblioteca. Imprescindible. Las ilustraciones de Elisa Arguilé son magníficas.

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Se nota que el grifo de la inspiración se queda seco en que comienza a gotear etcéteras.
Al poner los dientes entre paréntesis, nació la risa.
La maraca cubana es el sonajero que al hacerse adulto cobró rango orquestal.
Cuando las ballenas sienten calor se aproximan a las hélices de los barcos.
La luna en menguante es ese botón que de pronto nos encontramos roto en la camisa azul.
Los radiadores de calefacción son los laberintos donde se pierde para siempre el frío.
Los hidroaviones son las libélulas de los transatlánticos.
Cuando el alfabeto va de camping, pernocta en la A.
La N por la noche se llama Zzzzz.
La pecera es una venganza del buzo. 
“¡Manos arriba!”, le dijeron a la T; y nació la Y.
“¡Mal rayo te parta!”, le dijeron al 8. Y nació la B.
La O se quitó el sombrero y se quedó en U.
Cuando llega el afinador de pianos nos quedamos esperando que saque de su maletín el cepillo y el dentífrico que las teclas demandan.
Cuando la imagen poética se siente nudista, nace la verdadera chilindrina.
En invierno, los árboles se ponen las raíces por copa.
La greguería es el mundo visto por el otro lado de los prismáticos.
Las sardinas de lata, desde su sepultura colectiva –verdadera fosa común- envidian la elegancia de los lentes, que tienen un féretro individual y a medida.
El gruyere es el Argos de la mitología queseril.
Los discos son música e obleas; con ellos comulgan los melómanos.
Hay un momento en que la luna es un verdadero forúnculo que l está saliendo a la montaña.
Los hombres calvos son en las reuniones los campos de aterrizaje de las moscas.
Las hojas caen en otoño como mariposas sin alma.
Jirafa: el periscopio de Noé.
Cuando espantamos las palomas, nieva al revés.
En el cuento de Caperucita ha faltado decir que, al acostarse el lobo, a los colchones se les puso la lana de punta.
El látigo de los domadores llena de rúbricas el aire del circo.
Al iniciar la ejecución, el director de orquesta parece una gaviota.

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