Hoy,
Día de Reyes, es el mejor día del año para hablar de
juguetes. Así que repasemos algunas cuestiones sobre el asunto.
¿Cuál es el mejor
juguete? Sin duda es difícil de decir, pero puede haber buenos juguetes tanto para que el niño juego
solo como para que juegue
acompañado. Los psicólogos suelen insistir en que valen más
pocos juguetes bien seleccionados que
muchos juguetes adquiridos sin criterio, puesto que al final, incluso con la habitación llena de ellos, el niño puede exclamar: "Papi, me aburro".
Los
juegos y
juguetes tienen muchas virtudes: favorecen la fantasía del niño, pero también su regulación (pues consisten en reglas que hay que seguir para "no hacer trampa"); socializan, enseñan a respetar turno, a interactuar, a reír juntos; agilizan la mente, plantean retos, enseñan a planificar el tiempo, a prever las cosas; motivan, dan confianza, nos mueven a esforzarnos; mejoran nuestra capacidad visual, mental, motora, social...
El
juego es un aspecto muy importante en la vida del niño, igual que es fundamental que, como adultos, dediquemos tiempo a jugar con ellos. Esa es nuestra mejor
jugada, compartir con ellos nuestro tiempo, incluso hacer tareas serias -los deberes, las tareas del hogar- como si fueran un
juego.
Es muy importante también que, a la hora de
elegir, juegos y juguetes les demos margen. Deben ser
ellos los que elijan, no nosotros. Sí es importante que intenten
diversificar sus elecciones: deportes, ocio, actividades artísticas... (no siempre matar marcianitos con los juegos electrónicos). También debemos supervisar para que no sean pasto de las
modas: la
publicidad puede condicionarles negativamente.
Por último, recordamos que, como todo en la vida, el
abuso del
juego y de los
juguetes puede ser perjudicial: desconexión de la realidad, fomento de la irresponsabilidad personal, asocialización del niño; deterioro de la vida familiar, académica y de relaciones...
Pero, en fin, hoy es día de juegos, juguetes, juergas... Así que, ¡hala!, todos a jugar.