sábado, 13 de mayo de 2017

"Las fantasías de la lechera", de Fernando Alonso


Fernando Alonso es un narrador infantil de larga andadura del que ya hemos hablado en otras ocasiones en esta bitácora dedicada a la LIJ.

Si quieres ver información sobre él, mira en este enlace:
Ahora vamos a hablar de una de sus narraciones para niños más logradas, "Las fantasías de la lechera", que es una reescritura de la famosa fábula de la lechera, que aparece ya en El conde Lucanor, de don Juan Manuel (siglo XIV) o en las fábulas de Samaniego (siglo XVIII). Un tema viejo, tomado de Esopo y reelaborado por Jean de La Fontaine.

La novedad de Alonso consiste en dar a la lecherita que rompe su cántaro una segunda oportunidad que, esta vez, llevará a buen puerto, puesto que como ya ha aprendido la lección va muy pendiente de por dónde pisa.

Una lección sencilla, clara y directa, que da a la fábula tradicional un valor educativo.


La versión de Samaniego

Llevaba en la cabeza
una Lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte
«¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!»

Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre la ofrecía
inocentes ideas de contento,
marchaba sola la feliz Lechera,
y decía entre sí de esta manera:

«Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
me rodeen cantando el pío, pío.

»Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un cochino;
con bellota, salvado,
berza, castaña engordará sin tino,
tanto, que puede ser que yo consiga
ver cómo se le arrastra la barriga.

»Llevarélo al mercado,
sacaré de él sin duda buen dinero;
compraré de contado
una robusta vaca y un ternero,
que salte y corra toda la campaña,
hasta el monte cercano a la cabaña».

Con este pensamiento
enajenada, brinca de manera
que a su salto violento
el cántaro cayó. ¡Pobre Lechera!
¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,
huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.

¡Oh loca fantasía!
¡Qué palacios fabricas en el viento!
Modera tu alegría,
no sea que saltando de contento,
al contemplar dichosa tu mudanza,
quiebre su cantarillo la esperanza.

No seas ambiciosa
de mejor o más próspera fortuna,
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa alguna.

No anheles impaciente el bien futuro;
mira que ni el presente está seguro.

La versión de Paco Ibáñez de la fábula de "La lechera", de Samaniego


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