Comentamos en una entrad anterior que el Heraldo de Aragón está publicando cada semana algunos libros de Gloria Fuertes. Una manera de celebrar el centenario del nacimiento de la poeta madrileña.
(Ver "Heraldo de Aragón publica una colección de libros de Gloria Fuertes", https://insulazagalia.blogspot.com.es/2017/09/heraldo-de-aragon-publica-una-coleccion.html)
Hoy venimos a comentar en esta entrada uno de esos libros, Animalistos, con aire claro de fábula, con poemas dedicados a los animales. El libro, con ilustraciones de Fernando Gutiérrez, es una delicia.
He aquí algunos poemas:
“EL RATÓN”, de Gloria FUERTES (de Animalistos)
El ratón
tenía ojos de ratón,
bigote de ratón,
rabo de ratón,
y no era ratón.
—¿Qué era, amiguita?
—Era ratoncita.
El burro y la escuela (de Animalistos)
Una y una, dos;
dos y una, seis;
el pobre burrito
contaba al revés.
-¡No se lo sabe!
-¡Sí me lo sé!
-¡Usted nunca estudia!
-¡Dígame por qué!
-Cuando voy a casa
no puedo estudiar.
Mi amo es muy pobre,
hay que trabajar.
Trabajo en la mina
todo el santo día.
¡No me llame burro,
profesora mía!
El gallo despertador (de Animalistos)
—Kikirikí,
estoy aquí,
decía el gallo
Colibrí.
El gallo Colibrí
era pelirrojo,
y era su traje
de hernoso plumaje.
—Kikirikí.
Levántate campesino,
que ya está el sol
de camino.
—Kikirikí.
Levántate labrador,
despierta con alegría,
que viene el día.
—Kikiriki.
Niños del pueblo
despertad con el ole,
que os esperan en el «cole».
El pueblo no necesita reloj,
le vale el gallo despertador.
La oveja (de Animalistos)
La oveja bala,
(a base de balidos
la oveja se comunica
con sus vecinos).
La oveja es torpe,
sólo se sabe una letra,
la be.
Me dice: Be,
BE,
BE.
(Me voy)
La sardina Florentina (de Animalistos)
La sardina Florentina
tuvo cuatrocientos boquerones,
al nacer, salieron nadando,
Y Florentina
se quedó otra vez sola,
entre ola, ola y ola
en un banco de coral.
La sardina
Florentina
que todo le sale mal.
Florentina
es famosa bailarina y toca
la concertina entre cortina y cortina,
de sal,
pero a veces desafina
la sardina Florentina
sentadita en su coral.
(La sardina Florentina
se acuerda de sus cuatrocientos hijitos
los boquerones,
y se equivoca en sus actuaciones).
La sardina
Florentina sentadita en su coral
toca y toca la ocarina
y todo le sale mal.
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