Rosemary suele usar en sus libros animales antropomorfizados, como hacía Beatrix Potter o como ocurre en el mundo de las fábulas. En ¡Julieta, estate quieta!, la pobre ratita no consigue la atención de sus papás, ocupados en cuidar a los hermanitos. Es una historia divertida, algo loca, cariñosa e imaginativa sobre la importancia de la familia y el lugar que cada uno ocupa dentro de ella.
La madre siempre está ocupada con Salustiano, todavía un bebé. Y el padre ayuda a Flor, la hermana mayor, a hacer los deberes. ¡No es nada fácil ser el mediano de tres hermanos!
Cada ilustración va acompañada de un pareado. El texto es rítmico y la historia, todo un clásico de la literatura infantil que trata el tema de los segundones en las familias.
Al pequeño Salustiano
le dan de cenar temprano.
Y Papá juega con Flor
porque es la hermana mayor.
Y, mientras, ¿qué hace Julieta?
Esperar y estarse quieta...
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