Las aventuras del elefante Babar, de Jean de Brunhoff (1899-1957), son ya clásicos de la LIJ. En Le voyage de Babar, el rey de los elefantes y su esposa Celeste hacen un viaje en globo y viven muchas aventuras antes de regresar a casa.
Brunhoff presenta a unos elefantes muy humanizados, vestidos al modo humano y comportándose también al modo humano. Incluso llega a haber una guerra entre rinocerontes y elefantes. Pero dado el público infantil al que se dirige, se evitan las escenas cruentas o los dibujos crueles. Todo tiene un colorido suave y una intención claramente didáctica.
El ciclo de Babar, comenzado en 1931, incluye muchos títulos como:
- Histoire de Babar (1934),
- Le voyage de Babar (1934),
- Le roi Babar (1935),
- ABC de Babar (1936),
- Les vacances de Zéphir (1937),
- Babar en famille,
- Babar et le père Noël (1940)...
Las historias de Babar fueron originalmente contadas por la esposa de Jean, Cecile de Brunhoff, a sus hijos Laurent y Mathieu. Es decir, que fue ella quien las inventó como bedtime stories para ayudar a los pequeños a dormir. Tras el primer volumen, y ante el éxito del mismo, Jean publicó otros seis títulos.
Tras la muerte del autor, a causa de la tuberculosis, la editorial Hachette compró los derechos de impresión y publicación de la serie Babar, y el hijo de Jean, Laurent de Brunhoff, continuó la serie a partir de 1946, ilustrando los libros como hacía su padre. Las primeras siete historias se reeditaron y millones de copias se vendieron en todo el mundo.
Títulos añadidos por Laurent de Brunhoff (1925):
Babar et le coquin d'Arthur, Pique-nique chez Babar, Babar dans l'île aux oiseaux, La ête de Célesteville, Babar et le professeur Grifaton, Le château de Babar, Je parle anglais avec Babar, Je parle espagnol avec Babar, Je parle allemand avec Babar, Je parle italien avec Babar, Babar a New York, Babar en Amérique, L'anniversaire de Babar, Babar sur la planète molle, Babar et le Wouli-Wouli, Babar et les quatre voleurs, La petite boîte Babar, Babar et le fantôme...
Jean de Brunhoff está enterrado en el famoso cementerio Père Lachaise en París, Francia.
Los elefantes han llenado el imaginario infantil evocando siempre sensaciones de ternura, a pesar de su gran tamaño: recuérdense por ejemplo canciones infantiles como "Un elefante se balanceaba...", o Elmer, el elefante de colores.
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